17 de junio de 2011

Loquitas - Opinión - El Espectador

Por: Catalina Ruiz-Navarro

Tras la muerte de Sebastián Romero, edil de la localidad de Chapinero y un importante líder de la comunidad LGBT, su compañero permanente, Arturo Sanjuán esperaba lo que le correspondía por el seguro de vida que tenía Romero con la Previsora S.A. En la póliza no había beneficiarios, así que en ese caso los beneficiarios son, por partes iguales, el cónyuge y los herederos. Según la Sentencia Constitucional C-844 de 2010, se dice que la expresión cónyuge es exequible bajo el entendido de que se cobijan a los compañeros permanentes. Además a las parejas homosexuales se les reconocen derechos patrimoniales dese el 2007 según la Sentencia C-075 de la Corte Constitucional. Romero y Sanjuán llevaban juntos 11 años, es absolutamente evidente que eran compañeros permanentes.


Sin embargo Sanjuán tuvo que someterse a una inmensa cantidad de papeleo para demostrar que era el compañero permanente de Romero, ante la ausencia de igualdad material. Incluso tuvo que poner una Acción de Tutela para que un juez le reconociera sus derechos. Ni aún así la Previsora le ha respondido, y por eso se llevó a cabo un plantón el lunes 13 de junio frente a las oficinas de la aseguradora.

Hasta aquí basta para indignarse. Es el colmo que a Arturo Sanjuán no le reconozcan sus derechos y más cuando es claro que todo se debe a su orientación sexual. Claro, la cosa sería más fácil si en este país todos tuvieran derecho al matrimonio, si el amor y el compromiso pudieran hacerse legales para todos. Pero aún así no se entiende como habiendo dos Sentencias Constitucionales que dejan claro que las parejas homosexuales son conyugues y tienen derechos patrimoniales haya que atravesar tantos obstáculos para que un viudo reclame lo que le corresponde. Una muestra de que los derechos están en el papel pero falta un largo camino para que sean efectivos en el cotidiano.

Del plantón se le informó a los medios, que a su vez se dieron a la labor de comunicar a la comunidad, o desinformar, como fue el caso de la página web de la emisora La Cariñosa. La emisora subió a su página web una noticia titulada “Loquitas protestaron por falta de reconocimiento en adjudicación de pensión” seguida de una foto con un tipo en tanga de leopardo y botas de tacón. La nota además dice que Sanjuán y Romero eran “novios” no compañeros permanentes, a Sanjuán le dicen “romántico” como si exigir sus derechos fuera una cursilería, y divulgan información privada sobre la muerte de Romero que no viene al caso de la noticia, y cuya divulgación viola el derecho de intimidad de Sanjuán y de Romero. Ante las protestas de los visitantes a la página, la emisora cambió la foto por una imagen genérica, y quitaron las palabras “loquitas” y “romántico” como si eso fuera todo.

En el derecho de petición que presentó Sanjuán en reacción a la noticia, señala que no es la primera vez que la Cariñosa tiene este tipo de gestos con la comunidad LGBT, como otra noticia titulada “Tremenda pelotera en orgía de hombres en Bosa” seguida de una foto de 4 Koalas que semejan una especie de cópula. En la nota también se refieren a la comunidad LGBT como “locas”  y otros usan otros términos como “cucarroncito” y “caliente insecto”.

En una entrevista de radio el director de Alerta Bogotá, Francisco Romero Dorado, dijo que esos términos eran una cosa del lenguaje popular, términos “que usan entre ellos”, y según el director los escucha  “en los salones de belleza” y cuando visita a su neurólogo, que ahora todos sabemos que es gay.

Primero, parece que para Romero Dorado conocer, a un miembro de la comunidad LGBT basta para no ser homofóbico. Yo me pregunto por qué, entonces, estará tan consciente de la orientación sexual de su neurólogo. Su segundo argumento es el ahora popular “es cultural” es decir, ellos han oído por la calle que la gente dice “loquitas” ergo pueden usarlo en sus noticias. Según eso su próxima noticia sobre Samuel Moreno debe referirse a él como un “bobalicón”, cuando menos, pues así se refiere la gente del común al alcalde recién destituido. Así, a Uribe le dirán “paraco”,  a las mujeres “putas” y a los negros “negros hijueputas” pues probablemente esos términos también son comunes en las peluquerías que frecuenta Romero Dorado.

Dice La Cariñosa que no hubo intención de ofender a la comunidad pero eso difícil de creer. Sus argumentos para defender sus buenas intenciones son uno más ridículo que el anterior. Por ejemplo, dicen que ya que en varias obras literarias se ha usado el término “loca” este deja de ser ofensivo. Creerá el señor Romero Dorado que el título de esta columna es un error tan inocente como el de su emisora. Pero no. Y no se trata de que llevemos el lenguaje políticamente correcto al extremo. Se trata de tener un mínimo de sentido común para entender que si en una obra literaria el término se usa no hay un ataque a la comunidad, ni lo hay ahora cuando yo lo uso para referenciar el post de La Cariñosa. Si Alerta Bogotá no entiende la diferencia y no ve que hablar de “loquitas” al referirse a una comunidad organizada que reclama un derecho es una falta de respeto y una forma de deslegitimar y banalizar su causa, quiere decir que el problema es mucho más grave que un titular desafortunado.

Lo más preocupante es que este no es un caso aislado de irrespeto a minorías en los medios colombianos. En este país nos vemos sometidos a un sinfín de emisoras que inundan las mañanas con chistes pendejos sobre miembros de la comunidad LGBT, mujeres, minusválidos, indígenas y negros como si no se dieran cuenta que los tiempos han cambiado y que ser un cretino ya no es chistoso.

Qué tristeza ver como detrás de mucha de la producción de los medios de este país hay individuos de mentes tan cortas, qué injustas las torturas burocráticas a las que someten a la comunidad LGBT para reclamar sus derechos, qué frustrante ver como priman los prejuicos sobre la ley y sobre todo; qué doloroso ver como, aún muerto, a Sebastián Romero se le niegan los derechos por los que luchó en vida.

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